viernes, 20 de septiembre de 2019

El Indicador Trump


                                                               
                                                                                   “El riesgo proviene de no saber lo que se está haciendo”
Warren Buffett

El mundo de las tecnologías está cambiando la vida de las personas, esto es algo que hasta los más escépticos están empezando a asumir. Cada vez quedan menos trabajos donde el impacto de la tecnología no sea vital para su viabilidad, desde la robotización de trabajos que antes eran manuales, hasta el simple hecho de gestionar una red social. Tal y como predijo Charles Darwin, “O te adaptas o mueres”.

El mercado muchas veces es criticado por parte de la sociedad, achacándole muchos de los males que ocurren a diario en la vida de los individuos, en cambio, en la mayoría de las ocasiones, éste tan solo se defiende del poder político.

Debido al enorme poder que hoy en día tiene un burócrata (si hablamos de EE. UU. con mayor relevancia aún), en muchas ocasiones los ahorros de los ciudadanos se pueden ver gravemente dañados con tan solo un par de palabras de algún político.

Todo esto nos lleva a la iniciativa llevada a cabo por parte de JP Morgan. Debido a la incesante lucha comercial que dos de los lideres más importantes del mundo a nivel político como son Donal Trump y Xi Jinping. Al presidente americano se le es conocido por su afición de ser protagonista en las redes sociales, más concretamente en Twitter. Esto hace que la firma americana haya visto la necesidad de crear un indicador llamado “Volfefe”.

El cometido será el de controlar y medir el impacto de los tweets que el presidente Donal Trump escribe cada vez que quiere agitar el mercado. Según Bloomberg, el impacto que tienen los tweets del presidente de los Estados Unidos sobre la rentabilidad del tesoro está siendo considerable.  Diversos analistas de Bank of America Merrill Lynch han llegado a la conclusión de que el mercado bursátil mejora cada vez que el presidente americano se dispone a escribir unas palabras en las redes sociales. Trump según datos de Bloomberg, escribe de media unos 10 tweets al día desde 2016.

Para concluir, debemos ser consciente del enorme poder que tienen los políticos sobre nuestras vidas. De ahí la importancia de que estemos formados, para no dejarnos engañar por ilusionistas que tan solo desean poder.

Alonso Gómez

lunes, 9 de septiembre de 2019

La revolución de los precios y el imperio español


En 1953, el reputado economista Schumpeter publicó History of Economic Analysis, donde se sorprendió del hecho de que los fundamentos de la economía política moderna estaban formulados por la Escuela de Salamanca del siglo XVI. ¿Cómo es posible que esto hubiera sido olvidado durante tanto tiempo, encumbrando a Adam Smith? Solo hay una respuesta: la doble Leyenda Negra, la anti-española y la anti-católica. Los hombres de Salamanca (“the founders of modern economis” para Schumpeter) eran españoles y, además, miembros de la Iglesia en su mayoría. La Ilustración, origen de la mayoría de los prejuicios modernos, no podía concebir tal progreso por parte de los bárbaros españoles e ignorantes católicos. Pero no es ese el objeto de estudio de este artículo.

¿Por qué los autores de la Escuela de Salamanca llegaron a estas conclusiones en el siglo XVI? ¿A qué se debe esta impresionante reflexión teórica sobre los fundamentos económicos en los albores de la Modernidad? A lo largo de este período, la Monarquía Hispánica construye el primer imperio planetario de la Historia. Una enorme maquinaria que, desde Filipinas a Nápoles pasando por América, conectó culturas y pueblos creando la primera economía global. El principal atractivo de América será la gigantesca reserva de metales preciosos hallada en el continente y que, inmediatamente, se puso al servicio de las necesidades del Estado. Las remesas de oro y, sobre todo, plata, permitieron el sostenimiento de las interminables guerras que la Monarquía libró a lo largo de dos siglos en Europa.

No obstante, en lo interior el aspecto más reseñable es lo que los historiadores han bautizado como la revolución de los precios. El término es del ecomomista estadounidense Earl J. Hamilton en su libro El tesoro americano y la revolución de los precios en España 1501-1650. Con ello, se refería al aumento de los precios en la Europa occidental del siglo XVI, donde llegaron a sextuplicarse. Aún así, no fue el primero en darse cuenta. Ya en el propio siglo mencionado, el teólogo y filósofo Martín de Azpilcueta observó la relación entre la alta inflación de los productos españoles y la llegada de las remesas de metal americano. No en vano, Schumpeter dedica una buena parte de sus páginas a la obra del Doctor navarrus. Este proceso sería sobre todo apreciable tras 1535, cuando el ciclo del oro caribeño deja paso a la plata, tras el descubrimiento de las ricas vetas del Perú y la Nueva España.

El estudio de Hamilton fue el primero de una tarea ambiciosa: cuantificar el impacto de la primera economía global conectada en la metrópoli que la alumbró. Sin embargo, y aunque el fenómeno se produjo, otros autores han matizado la tesis del estadounidense, que no tuvo en cuenta varias cuestiones:

En primer lugar, el minucioso trabajo de Hamilton se circunscribió a los documentos del Archivo de Indias. Deja de lado, por tanto, el asunto del contrabando, relativamente frecuente en las aduanas del Rey (lo que hoy llamaríamos economía sumergida). Consideramos este ataque a Hamilton algo infundado, puesto que es una cuestión imposible de estudiar, debiendo descender al terreno de lo puramente especulativo.

En segundo lugar, Hamilton trabaja con la idea de que la plata que llegaba se incorporaba inmediatamente a la circulación económica española. La realidad es que la Monarquía tenía necesidades tan acuciantes que esta iba a pagar las enormes deudas que tenía contraídas con los banqueros extranjeros (principalmente alemanes e italianos) y a los proveedores de los productos que llegaban a las Indias. No hay que olvidar que Felipe II decretó cuatro veces la bancarrota en la segunda mitad del siglo XVI. Esta circulación permitió crear la primera economía global, como ya hemos dicho, pero minimiza el impacto que los metales indianos tuvieron en la economía interna española.

En tercer lugar, el historiador económico Jordi Nadal refutó la tesis de Hamilton al considerar que es en la primera mitad del siglo en la que se produce el mayor proceso inflacionario, frente al americano que proponía que esto sucedía en la segunda mitad. Es cierto que no es hasta entonces cuando la Corona establece el sistema de convoy conocido como la Flota de Indias, lo que permitió la llegada efectiva y frecuente del metal americano. Esto quiere decir que la inflación de principios de siglo tuvo que ver con otras causas, ya que si fuera por la plata, esta no se habría experimentado hasta bien entrada la centuria.

En cualquier caso, gracias a Hamilton y Schumpeter, entre otros, pudo redescubrirse un periodo fascinante de la Historia económica de España. Las intervención estatal al respecto de este problema queda demasiado inabarcable para un artículo de divulgación como este, pero baste decir que es uno de los primeros y más notables ejemplos de manipulación monetaria por parte de un Estado moderno, que inauguró una serie de sucesivas inflaciones y deflaciones muy acusadas en el siglo XVII.

En defensa de María Elvira Roca Barea

No quería, pero me han obligado a escribir este artículo los ataques indiscriminados que parte de mi gremio, el de historiadores, ha reali...